domingo, 22 de enero de 2012

Por una banca ética y sostenible: Tus ahorros pueden cambiar el mundo

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Interesante charla a la que pudimos asistir en la noche del pasado viernes, día 20, en el EUM de Carcabuey, a cargo de José Antonio Carbonell Cañados, Director en Andalucía de Triodos Bank.
Pobreza, miseria, niños explotados, muertes por hambre, cada vez más desequilibrios sociales y territoriales... Está claro que el sistema no funciona. Los principios de libertad, igualdad y fraternidad que dieron vida a los regímenes democráticos y al ideal de un mundo cada vez más justo han sido sustituidos por un “mercado” que impera en todos los ámbitos de nuestra sociedad como un dios todopoderoso. Los resultados están a la vista. Contrariamente al axioma neoliberal, de la suma de los egoísmos individuales no ha surgido el equilibrio y la armonía necesarios para una digna existencia de los seres humanos y del propio planeta. En lugar de la supuesta mano invisible que debía actuar equilibrando y redistribuyendo la riqueza, lo que se mueve sobre nuestras cabezas no es sino una garra criminal que oprime y desampara a la mayor parte de la población mundial.
La charla estuvo centrada en la puesta en evidencia de esta dura realidad global, así como en la responsabilidad individual que pueda correspondernos a cada uno/a de nosotros/as con respecto al actual estado de cosas, desde el momento en que la propia toma de conciencia puede orientar, nuestro estilo y hábitos de consumo y los distintos actos de nuestra vida (incluido el voto) hacia el mantenimiento de la situación actual o, por el contrario, hacia otro mundo posible.
Un consumo ordenado y una información precisa sobre la procedencia de los productos entre los que podemos elegir para satisfacer nuestras necesidades, su contribución, o no, a la sostenibilidad del planeta, quiénes serán los beneficiarios, etc., son elementos indispensables para poder optar por una dirección responsable. También el destino de nuestros ahorros –en el caso de las personas que tienen la suerte de contar con ellos- y la actividad económica que puedan financiar. Porque, si de verdad queremos hacer frente al auténtico despropósito en que está inmerso nuestro mundo actual, no es posible permanecer indiferentes a cómo y en qué se invierte nuestro propio dinero, cuando sabemos que las entidades financieras pueden destinarlo a la producción de armamento bélico que ocasionará guerras y conflictos armados, a negocios especulativos, a proyectos que arrasen con el medio ambiente o que exploten mano de obra infantil, etc., sólo mirando el pequeño beneficio que a nosotros/as nos puede reportar.
¿Es posible un mundo mínimamente justo y fraternal si no colocamos la ética por delante en todas las actuaciones humanas? Desde esta perspectiva es desde la que José Antonio Carbonell enfocó la última parte de su intervención y objeto fundamental de la charla: el informar sobre una experiencia de banca ética y sostenible. La de una entidad que, siendo una empresa privada, formando parte de la economía capitalista y, por lo tanto, regida por la obtención de beneficios para sus accionistas, somete a éstos, sin embargo, al imperativo de la ética, la solidaridad y la sostenibilidad ambiental en su política de inversiones para conseguirlos, rechazando el “todo vale” y, en consecuencia, haciéndoles mermar sus ganancias, así como renunciar a dirigir o influir sobre la política del banco, que corre a cargo de una fundación.
En fin, una charla amena y participada, desde el principio, por parte del escaso público asistente y útil, al menos, para suscitarnos algunas reflexiones. Como, por ejemplo, si es posible la existencia de un capitalismo benefactor, ya que, en principio, puede parecernos ilusorio y, por supuesto, no concebible de un modo generalizado, por cuanto choca con la propia filosofía del sistema. Pero por muy extendida y generalizada que pueda estar una realidad, nunca lo será de un modo absoluto. Siempre habrá contradicciones y excepciones empeñadas en confirmar la regla.
Del mismo modo que en la realidad humana, el móvil fundamental de nuestra conducta está dominado de modo general por el interés legítimo y bienestar personal de cada uno de nosotros y, no obstante, vemos la excepción en personas que encuentran la razón de ser de su existencia entregando su vida y poniéndola al servicio de los demás, en la realidad del mundo económico y las finanzas dominado por la voracidad sin mesura, la falta de escrúpulos, la explotación, la especulación, etc., también es posible encontrar la existencia de entidades que limitan sus beneficios para hacerlos compatibles con un mundo justo, equilibrado y sostenible. Lo cierto es que, al menos, alguna posibilidad tenemos ante nosotros de ser coherentes con las ideas que defendemos y enarbolamos, con la orientación que pensamos debe seguir el mundo y la existencia humana.


Críticas y pretextos para denostarla o dejarla pasar podemos encontrar todos los que queramos, tantos como deseos tengamos de no perturbar nuestra comodidad, minar nuestro interés o exigirnos algún tipo de compromiso. Pero, ahora que tenemos próxima la fecha de celebración del día mundial de la paz, no hemos por menos de recordar la famosa frase de Mahatma Gandhi: “Si quieres cambiar el mundo cámbiate a ti mismo”.Y es que las palabras y las ideas sin coherencia sirven para muy poco.

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